miércoles, 7 de noviembre de 2012

VIOLENCIA Y DESESPERACIÓN


A propósito de El Fiord, de Osvaldo Lamborghini

por Jorge Quiroga

El Fiord es un texto exasperado, escrito mediante la intercalación de fragmentos superpuestos de lenguaje que forman una especie de paisaje irreal, donde las palabras se juntan en un circuito que se autorrefiere constantemente. La imagen del Fiord irrumpe como la aparición visual que trae luminosidad intermitente a una serie de secuencias grotescas, cuya principal característica es encerrarse y mezclar elementos, los que pueden ser dichos a través de figuras sometidas a una distorsión caricaturesca.

Hay una voluntad terrorista de lenguaje, una provocación que se cumple con el desencadenamiento de imágenes arbitrarias, y su consecuencia es fragmentar el relato hasta volverlo inconcluso.

Existe una historia, donde la política, el sexo y la perversión, las siglas fácilmente verificables, no llegan a encubrir el verdadero hermetismo del texto.

La violencia traspasa ese relato, irrumpiendo como una especie de fascinación y colocándose en primer plano de la narración, que en última instancia narra el desgarramiento privado de un sujeto feroz, dividido tenazmente en su dispersión.

Orgía, falsificaciones, para decir, en el exceso, ciertas ceremonias de iniciación doblegadas en el nacimiento de lo sangriento. La política remedada en lo narrado, y el lenguaje incorporando retazos de las jergas, de los cuerpos y acciones despedazadas. En fin, brillos falsos, ese espacio de la orgía alegórica es clandestino, subterráneo, ilusorio, mero lenguaje desencadenado.

El Fiord, con su escritura de la destrucción, al proponer esas voces ásperas quiere enmascarar cualquier desfallecimiento, y por vía inversa, en medio de surgimientos abruptos, narra la historia de un sujeto que ya está perdido en un laberinto de miedo.

El relato, aparentemente circular, comienza en el pujo del parto, entra de lleno en las violaciones de la orgía, separa e incluye al ideólogo, fluye arltianamente en la traición humillante, se remansa en la imagen del Fiord que pasa por una violencia como constancia. Narra la muerte de la autoridad que es servida en el banquete antropofágico y termina emblemática y burlonamente, entre las esporádicas iluminaciones de las consignas políticas: “No Seremos Nunca Carne Bolchevique, Dios Patria Hogar", "Dos tres Vietnam", “Perón es Revolución", "Solidaridad Activa con Las Guerrillas", "Por un Amplio Frente Propaz”.

El "neofascismo" real de Osvaldo Lamborghini se rinde a las tensiones como síntoma, todo está contado, podría pasar por el lenguaje desmesurado de un loco que narra su transgresión a trasmano donde los cuerpos sexuales triturados abren espacios imaginarios sin clausura.

Hablan de poses aristocráticas; sólo puedo ver angustia y desesperación en este texto del Fiord, escrito rabiosamente, con aliento vanguardista, y un desolador desapego que termina en la negación.




Publicado inicialmente en el n° 5 de la revista EL OJO MOCHO, otoño 1994.

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